Más de 14.000 niños viven tutelados en centros de menores en España y buscan una familia que los acoja, según informa la Asociación Estatal de Acogimiento Familiar (ASEAF), con motivo del Día Internacional de la Familia, que se celebra este martes 15 de mayo.
“Existen más de 14.000 niños y niñas que no disfrutan de su derecho a crecer en familia. Estos menores son los que se encuentran en centros residenciales debido a que sus padres, por circunstancias personales o sociales graves no pueden hacerse cargo de ellos y son tutelados por el Estado“, señala ASEAF.
De los más de 43.000 menores tutelados por la Administración en España, cerca de 34.000 crecen bajo una medida de acogimiento. En concreto, de ellos, cerca de 20.000 viven con una familia de acogida, frente a más de 14.000 que crecen en centros de menores.
Aunque la Ley del Menor recomienda el acogimiento familiar como primera medida de cuidado alternativo ante la retirada de la tutela de un niño a sus padres, especialmente para aquellos niños menores de 6 años, el problema es que no hay suficientes familias de acogida, tal y como explica la especialista en acogimiento familiar del Area de Infancia, Juventud y Familias de Aldeas Infantiles SOS, Pilar Piñeiro.
“Con la reforma de la ley se dio un impulso al acogimiento familiar, y se priorizó, sobre todo, para los niños pequeños, pero no hay ninguna diferencia, los mayores también pueden estar acogidos en familias, lo único es que haya suficientes familias que se ofrezcan para que en su casa pueda vivir un niño temporalmente, y no hay para todos”, señala Piñeiro.
El desconocimiento
Una de las causas a las que Aldeas Infantiles SOS achaca esta falta de familias es el desconocimiento. Por ello, anima a que cada vez haya más familias que ofrezcan su tiempo, su casa y su vida a esos niños que en un momento determinado no pueden estar conviviendo con sus padres, y que precisan de un entorno de “estabilidad y afecto” para desarrollarse plenamente.
“El ser humano está hecho de un material especial que en su infancia necesita para su desarrollo pleno un hogar en el que recibir el beso de buenos días, la charla alrededor de la mesa sobre cómo ha ido la mañana en el colegio, el rato de juego por la tarde, la lectura al pie de la cama cuando el día termina, el abrazo cuando la herida duele”, subraya el catedrático de Psicología Evolutiva y de Educación en la Universidad de Sevilla, Jesús Palacios.