Teresa y Catalina son dos hermanas gemelas que tienen la misma carga genética. Su caso es muy poco frecuente. Se dan diez nacimientos con éxito entre un millón. La singularidad de las niñas es que son un caso de gemelares monocorial-monoamniótico (mo-mo). Las pequeñas nacieron en el pasado 14 de agosto en el Hospital El Ángel, cuando estaban en la semana 30 de gestación, y recibieron el alta el 26 de septiembre tras permanecer 43 días en la unidad de neonatología del citado hospital privado malagueño. Teresa y Catalina tienen un hermano y una hermana. Sus padres, José Antonio y Mayte, consideran «un auténtico milagro» que sus hijas hayan logrados superar todas las dificultades que presenta una gestación de esta clase.
Este peculiar tipo de embarazo se caracteriza por el desarrollo de embriones idénticos –poseen la misma carga genética–, que comparten tanto el corion como la bolsa amniótica. Su gestación se lleva a cabo piel con piel y con dos cordones umbilicales unidos a la misma placenta. Este ha sido el primer caso de gemelares monocorial-monoamniótico habido en el Hospital El Ángel.
Las niñas han pasado más de cuarenta días en la unidad de cuidados para neonatos tras nacer con 1,360 kilos y 1,135 kilos, respectivamente. Su desarrollo ha sido normal. Los pulmones no revelan ninguna deficiencia patológica tras el periodo de estancia en la unidad de neonatología; se han descartado daños en los riñones
El ginecólogo Francisco Baltanás, que se encargó del seguimiento exhaustivo del embarazo, explica que al permanecer flotando en la misma bolsa y con una sola placenta, los embriones provocan en un gran número de los casos el enredo de sus cordones. Otro riesgo derivado de compartir la placenta es el síndrome de transfusión feto fetal (STFF), que consiste en la conexión entre vasos sanguíneos de ambos fetos provocando que uno de ellos no reciba sangre suficiente, así como los nutrientes necesarios, y que el otro se hiperdesarrolle al recibir más de la cuenta. A medida que avanza el periodo de gestación, las probabilidades de muerte ultrauterina aumentan. Por eso hay que hacer un seguimiento continuo y programar el parto de forma prematura.
«Para nosotros, cada uno de nuestros hijos es una bendición divina. El caso de Teresa y Catalina es un auténtico milagro. Estamos muy agradecidos a El Ángel y a todo el personal –médicos, enfermeras, matronas, auxiliares, limpiadoras, cocina, etcétera– por la atención y los desvelos», afirma Mayte, la madre de las pequeña.
José Antonio, el padre, con cara de alegría, dice: «Los hijos son un regalo, pero, cuando nos hablaron del tipo de caso y de las reducidas probabilidades de éxito, fue un mazazo. Quisimos que nuestras hijas nacieran en El Ángel, como sus otros dos hermanos, y todo ha sido un éxito. Estamos felices».
«Los niños con este tipo de gestación tienen un mayor índice de complicaciones no solo por la prematuridad, sino por posibles problemas vasculares y neurológicos al compartir la placenta», indica el jefe de la unidad de pediatría, Juan Manuel Fernández. Por su parte, el responsable de la unidad de ginecología, Juan José Fernández, asegura como clave del éxito de este embarazo, además del criterio y la dedicación del doctor Baltanás, se debe a la asistencia ofrecida por el hospital, que cuenta con ginecología de presencia 24 horas y UCI neonatal para poder atender con total tranquilidad partos de riesgo.