Cada vez es mayor el número de parejas con problemas de fertilidad que optan por la Naprotecnología para poder ser padres. Muchas de ellas llegan a esta «Tecnología de Procreación Natural» por sus convicciones religiosas o morales, ya que esta técnica no recurre a la manipulación de embriones. Pero un número muy significativo de matrimonios eligen este nuevo abordaje científico porque no es invasivo, busca las causas de la infertilidad y potencia la capacidad natural de procreación de la propia pareja.
La «Tecnología de Procreación Natural» (de la traducción NaPro Technology) surgió hace más de tres décadas en Estados Unidos de la mano del ginecólogo y obstetra Thomas Hilgers. Pese a su larga trayectoria en países como Canadá, Irlanda, Reino Unido, Holanda o Alemania, este novedoso abordaje está llegando recién ahora a España. «Nuestro enfoque médico y quirúrgico, desarrollado a lo largo de décadas de investigación logra soluciones reales en problemas como la infertilidad, las alteraciones menstruales, el dolor pélvico, el aborto espontáneo recurrente y la depresión postparto», explica el doctor Hilgers.
Beneficioso para la salud
La base de este sistema es el Modelo Creighton, una modificación estandarizada realizada por Hilgers sobre el Método de la Ovulación Billings, desarrollado por John y Evelyn Billings en 1960. Se trata de un sistema de monitoreo de la salud ginecológica femenina a través del registro de una serie de biomarcadores a lo largo del ciclo de fertilidad de la mujer, como la duración y las características del moco cervical, la longitud del ciclo menstrual, el dolor menstrual, el dolor abdominal, el tipo de menstruación, etc. Estos datos -volcados de forma sistemática en una gráfica- ofrecen una información valiosa y objetiva al médico a la hora de decidir los estudios complementarios que son necesarios en cada caso para llegar a un diagnóstico sobre las posibles causas de la infertilidad y qué días del ciclo de la mujer son los más apropiados para realizar esas pruebas.
«La Naprotecnología es muy beneficiosa para la salud porque a veces se descubren diagnósticos que no eran buscados o que son subclínicos, como una enfermedad autoinmune o una intolerancia alimentaria, cuyo tratamiento permite que se restablezca la fertilidad y poder buscar el embarazo naturalmente», explica la endocrinóloga Ingrid Paul, especialista en Naprotecnología y asesora médica del centro Fertilitas en Madrid.
Una de las novedades de este enfoque es que considera la infertilidad como un síntoma y no como una enfermedad en sí misma. «Nuestra perspectiva es distinta. Las técnicas artificiales buscan un embarazo de forma asistida, nosotros buscamos qué es lo que ocurre para dar una respuesta y restablecer la capacidad de procreación natural de esa pareja», indica.
De hecho esta metodología consigue identificar la causa de la infertilidad en el 99,5 por ciento de los casos. «En las técnicas de reproducción asistida en el 47,2% de los casos la infertilidad es por causa desconocida. Esto se puede explicar porque las búsqueda de las causas de la infertilidad a veces es parcial en estos métodos», asegura Paul, quien añade que con la Naprotecnología «algunas parejas no logran el embarazo, pero al menos saben qué es lo que les pasa».
El éxito de este procedimiento «ecológico, humano y ético» no es nada desdeñable. Según un estudio de Standford JB publicado en el «Journal of the American Board of Family Medicine», el 52,8% de las parejas que realizaron el tratamiento durante 24 meses,lograron un embarazo a término con un recién nacido vivo.
El perfil de las parejas que recurren a la Naprotecnología es muy variable. «En su mayoría optan por este método porque está acorde a sus intereses: sean morales o religiosos, porque prefieren no sentirse vulnerables frente a procedimientos invasivos como la reproducción asistida o por un deseo de autoconocimiento de la fertilidad. No obstante, hay muchas parejas que llegan a la Naprotecnoclogía por cansancio o frustración con otros métodos y quieren probar una alternativa», precisa Paul
Carga emocional muy fuerte
«Desde el principio sabía que no quería recurrir a la reproducción asistida, pero tampoco me dio mucho tiempo para dudar porque al año y medio de comenzar con este proceso me quedé embarazada». María fue diagnosticada de un déficit hormonal y también le descubrieron una intolerancia alimentaria que alteraba su fertilidad. «Al final también fue bueno para mi salud, porque me sigo tratando esa enfermedad autoinmune leve y me encuentro mucho mejor».
Pese a conseguir ser madre de forma natural, María reconoce que este método «no es para todo el mundo». «Requiere un compromiso de la pareja y darse un plazo razonable de tiempo para ver resultados: al menos dos años. La carga emocional durante todo el proceso siempre es muy fuerte pero lo que se busca es que la pareja salga fortalecida y no al revés», subraya.