Las donaciones de óvulos y espermatozoides no están en el mismo saco que las donaciones de órganos, sangre, médula y otros tejidos. En España, como en la mayoría de países, los óvulos y espermatozoides cedidos se pagan. Por las molestias. No tienen el mismo tratamiento, pero sí el mismo anonimato y como en el caso de un riñón de un donante fallecido, el receptor no sabe de quién procede.
Pero el derecho a conocer los propios orígenes por parte de los hijos de la reproducción asistida se abre paso y cada vez más países han tenido que plantearse la desaparición de ese anonimato, para permitir que si alguien reclama saber de dónde viene genéticamente pueda averiguarlo. En esa línea, el Tribunal Constitucional de Portugal decidió el pasado 24 de abril que el anonimato de los donantes de semen y óvulos para la reproducción asistida supone “una violación de los derechos a la identidad personal y al desarrollo de las personalidad”.
El Constitucional luso sentencia que si alguien reclama saber de dónde viene genéticamente pueda averiguarlo
La decisión, que ha generado el caos en las clínicas del sector, también anulaba partes de la ley de maternidad subrogada. Aunque el fallo no se refería específicamente a los embarazos a partir de gametos, sino a los vientres de alquiler, el Consejo Nacional de Reproducción Asistida luso considera que su contenido es directamente aplicable, por lo que, mientras pedía aclaraciones al Tribunal, recomendó la suspensión de los tratamientos anónimos y que las empresas se pongan en contacto con los donantes.
La ley de la maternidad subrogada entró en vigor en Portugal el verano del año pasado y suscitó un gran interés al otro lado de la frontera, pues según la prensa lusa el primer caso autorizado era el solicitado por una familia española, como ya había sucedido con varias decenas de las primeras peticiones. Tras un primer veto que había ejercido el presidente de la República, el conservador Marcelo Rebelo de Sousa, diputados de los partidos de la oposición de derechas presentaron un recurso ante el Tribunal Constitucional, que anuló ahora varias partes de la norma permitiendo, por ejemplo, que la embarazada se pudiese arrepentir antes del parto. El fallo genera incertidumbre, además, sobre la retroactividad del secreto de la donación, lo que ha llevado a algunos de los colectivos implicados a reclamar ya la aprobación de una nueva ley que aclare los vacíos que se han generado.
En España sigue el secreto, pero los expertos admiten que el derecho a conocer el origen se impondrá
España es una potencia europea en reproducción asistida y al menos la mitad de los casos que se atienden proceden de otros países, sobre todo Italia, donde hasta hace poco no estaba permitido; de Francia, donde la normativa tampoco lo facilita mucho; e incluso de Inglaterra, donde las donaciones no son anónimas y por ese motivo hay muchas menos que aquí. El anonimato juega a favor de tener más donaciones y por lo tanto más posibilidades de reproducción. Con la entrada de Portugal en el club de los óvulos identificables, España queda casi como una excepción.
“La tendencia es esa y tarde o temprano llegará”, reconoce Montse Boada, responsable de Biología de reproducción asistida de Salut de la Dona Dexeus y miembro del Comité de Bioètica de Catalunya, que elaboró un documento sobre el derecho a saber los orígenes. “El registro nacional de donantes de gametos que se está implementando al fin en España será el primer paso. Ahora estarán identificadas todas las donaciones y cada proceso de reproducción asistida y, a la larga, eso servirá para que los interesados puedan acceder a los orígenes. Pero será necesario un periodo de transición, porque los gametos criopreservados han sido donados con el compromiso de anonimato”, aclara. “No podemos despreciar un material biológico tan difícil de conseguir”.