La prevalencia de la enfermedad no está clara y, según distintos estudios, oscila entre el 2% y el 8% de los embarazos, pero el porcentaje no se aplica a todas las futuras madres por igual. Existen determinados factores que multiplican el riesgo de sufrir este trastorno, que se caracteriza por un aumento de la tensión arterial a partir de la semana 20 de embarazo y un exceso de proteína en la orina.
Ahora, el http://www.uspreventiveservicestaskforce.org/ Grupo de Trabajo de los Servicios Preventivos de EEUU (una entidad formada por médicos independientes que publican regularmente recomendaciones sobre salud pública) ha hablado al respecto. Y su recomendación es clara: las mujeres con más ‘cartas’ para padecer preeclampsia han de tomar aspirina a bajas dosis a diario a partir del tercer trimestre de embarazo.
Esta recomendación se suma a una similar emitida por la Asociación Americana del Ictus el pasado mes de febrero, que también recomendaba pequeñas dosis de ácido acetilsalicílico para gestantes de riesgo. También la Organización Mundial de la Salud habla del asunto, pero definía la evidencia científica al respecto como débil.
Factores de riesgo
Según los autores de estas nuevas recomendaciones, los factores de riesgo para padecer preeclampsia son historia previa del trastorno, haber tenido un embarazo en el que se experimentara restricción del crecimiento intrauterino o nacimiento prematuro del bebé, haber sufrido también en una gestación previa la muerte del feto, padecer ciertas patologías, como diabetes tipo 1, 2 o gestacional, hipertensión crónica, enfermedad renal o tener una gestación múltiple.
La revisión de la literatura científica que han llevado a cabo los investigadores habla claro: el uso de aspirina a bajas dosis reduce el riesgo de preeclampsia en un 24% y de nacimientos prematuros en un 14%, todo ello sin efectos secundarios destacables.
Los autores aprovechan para recordar que esto solo se puede aplicar a mujeres de alto riesgo y que solo los factores anteriormente enumerados pueden considerarse tal. Aunque se está investigando al respecto, aún no existen ni biomarcadores ni otras pruebas que permitan predecir el riesgo de la enfermedad en mujeres aparentemente sin riesgo.