Soy Embrióloga, directora de PsicoFertilidad Natural, y me dedico desde hace más de 13 años a ayudar a parejas y a mujeres a quedarse embarazadas, y cada vez, la solicitud de ayuda “externa” para tener un hijo, es mayor. Cada año aumenta el porcentaje de hombres y mujeres con problemas para poder tener un hijo. Cada año.
En España, las clínicas de reproducción asistida crecen como champiñones, cuando yo estaba estudiando el “Máster de Reproducción Humana” en el Instituto Valenciano de Infertilidad (IVI), allá por el año 2004-2005 se hacían unos 15.000 ciclos de reproducción asistida en todo el país.
En el año 2015 se han registrado 150.000 ciclos, en solo 10 años la cifra se ha multiplicado por 10. Esto es muy alarmante, o por lo menos a mí me lo parece, y creo que a todos, profesionales o no, debería parecérnoslo. Y deberíamos empezar a plantear soluciones.
En diciembre del 2016 se contabilizaron 383 centros especialistas en reproducción asistida en España, esto, sé que para muchos de los lectores, serán números nada más, pero si lo comparamos con los 2 centros que tenía Oslo hace dos años, por ejemplo, y los 49 que tiene Barcelona hoy en día…algo nos tiene que llamar la atención. ¿Cierto?
Lo primero que hemos de plantearnos, o por lo menos yo lo he hecho tras leer la noticia, es que estamos haciendo algo mal. Somos mamíferos que se reproducen, que obviamente no es nuestro único fin, pero que si la especie humana no se ha extinguido es gracias a que somos fértiles. Y vamos por un camino que cada vez se estrecha más…
¿Cuáles son las razones por las que ocurre esto?
Hay varias bajo mi punto de vista y por la experiencia de la consulta:
Vivimos en un mundo tóxico que altera nuestra salud hormonal.Estamos rodeados de dioxinas, disruptores endocrinos, plásticos, pesticidas, bisfenol-A, ftalatos, parabenos…un sinfín de nombres raros que entran en nuestro organismo, a través de la comida, la bebida, los absorbemos por la piel, los respiramos, y alteran nuestros receptores hormonales. Son hormonas sintéticas que desplazan a nuestras hormonas naturales de nuestro propio sistema endocrino y ocupan los receptores destinados a ellas. Os puedo asegurar que es peor de lo que parece.
Nuestra alimentación es nefasta. Como comentaba anteriormente los alimentos contienen demasiados pesticidas, y os dejo algunos ejemplos. Se han encontrado en el tomate 37 plaguicidas, de los cuales 16 son alteradores hormonales o disruptores endocrinos.
En el caso de que nos lo podamos permitir, podremos recurrir a productos orgánicos, y eso está bien, porque nos aseguran que estamos eliminando bastantes químicos, pero no nos garantiza que sean alimentos con todos los nutrientes necesarios. Y esto ocurre porque los suelos donde estamos haciendo los cultivos los tenemos saturados, no los dejamos descansar, solo queremos producir, producir y producir. Por lo que cada vez los suelos tienen menos minerales, y cada vez los suelos tienen menos selenio y zinc, por ejemplo.
En mi consulta de PsicoFertilidad Natural recomiendo muy a menudo analizar los niveles de Selenio y Zinc en sangre, ya que son dos minerales esenciales para la fertilidad, en la mujer tanto para la calidad del óvulo como para el correcto funcionamiento de tu tiroides y su sistema inmunológico (esencial para quedarte embarazada), y en el hombre, ambos minerales son necesarios para la formación del esperma y del ADN interno. Y en el 85% de los casos me encuentro déficit.
Y esto solo es la punta del iceberg, hay muchas otras vitaminas, ácidos grasos, oligoelementos… que son importantísimos para conseguir un embarazo y un bebé sano, y que un porcentaje demasiado elevado de la población, tiene déficit, y no lo sabe.
Otra razón por la cual cada vez hay menos bebés, es por el nivel de estrés a los que estamos sometidos. Es un estrés que hemos normalizado, y eso es lo más peligros que podemos hacer, normalizarlo. El estrés crea alteraciones hormonales, bioquímicas, enzimáticas e inmunológicas. Y en nuestro cuerpo se convierte en tóxico, un estrés sostenido en el tiempo es tóxico para nuestras células. Aún queda mucho por estudiar al respecto, pero todo lo publicado hasta ahora así lo demuestra.
Y otra razón que no debemos olvidar, es que las mujeres buscan el primer embarazo muy tarde. No está en consonancia nuestro reloj biológico y laboral-sociológico-cultural.
La mujer tiene un periodo de vida fértil más reducido que el hombre, por eso me enfoco en nosotras. El momento de máxima fertilidad en las féminas es a los 20-25 años, a partir de ahí, poco a poco, la fertilidad va bajando, hasta que se produce una primera caída de calidad ovocitaria a los 35 años, pero sigue, porque a los 37 años vuelve a producirse un nuevo empeoramiento en la fertilidad de las mujeres, y cuando se llega a los 40 años la calidad ovocitaria cae en picado y la carga genética del óvulo está mucho más alterada.
Esta es la teoría, por supuesto, luego nos podemos encontrar embarazos naturales a los 48 años, sin necesidad de hacer un tratamiento de reproducción asistida. Pero he de confesar que desde que creé PsicoFertilidad Natural, he descubierto que mejorando el estrés, reduciendo los tóxicos, aportando los nutrientes que no obtenemos de la dieta, trabajando con las emociones y realizando un buen estudio de análisis clínicos, las tasas de embarazos, aún en mujeres con más de 40 años, aumentan, así que no todo es blanco o negro…