La inhabilitación de diez años que el Tribunal Supremo le impuso al juez de Familia Ferrín Calamita por retrasar la adopción de una niña a una pareja de lesbianas pareció ser el epílogo de un caso de gran interés mediático. Hasta ayer. La sorpresa saltaba cuando se supo que las dos lesbianas que denunciaron al juez por retrasar la adopción se han divorciado. Así lo recogía el director de Hispanidad.es Eulogio López y el propio Ferrín Calamita con el que contactó este periódico.
El juez Calamita confirmó que Susana, la madre biológica de Candela -concebida por inseminación artificial-, presentó la demanda de divorcio contenciosa en el juzgado. Más tarde, la ex pareja acordó en el juicio un convenio regulador por el que compartirán la custodia de la niña. En cualquier divorcio convencional el régimen de visitas dictamina que el hijo se alterne con los padres los fines de semana cada quince días. En este caso, la niña permanecerá con su madre biológica y visitará a la adoptiva cada dos semanas también en fin de semana.
Hay que recordar que el juez Ferrín Calamita retrasó la adopción de la niña para encargar un informe pericial y conocer así las repercusiones psicológicas que podía tener el caso para Candela. “Hay informes de expertos como Enrique Rojas o Aquilino Polaino, que dicen lo que es de sentido común, que un niño tiene derecho a un padre y una madre y que la carencia de uno de los dos es perjudicial para su crecimiento armónico. Yo podía haber optado por lo fácil y haber desestimado la adopción con esos informes”, dice. El no indulto del Gobierno
Ahora, con la confirmación del divorcio, el juez de Familia lamenta que la niña tenga que sufrir un divorcio que él ya había advertido. “Desgraciadamente el tiempo me ha dado la razón. Yo dije que había un alto riesgo de promiscuidad e inestabilidad que acabaría pagando la niña, algo que ahora se ha cumplido”.
Ferrán Calamita, que antes fue condenado por el Tribunal de Supremo de Murcia a dos años, tres meses y un día por un supuesto retraso malicioso en la aplicación de la ley que permite la adopción a matrimonios del mismo sexo, lamenta que la niña sea el “conejillo de indias” de toda la historia. “Han cogido a la niña, que ahora irá de casa en casa, como cobaya humana. Yo advertí que había estudios científicos que hablaban del daño que podían causar a la niña. Y en lugar de prevenir ante un riesgo se decidió hacer la vista gorda”.
Antes de conocer la sentencia que le inhabilitaba, Ferrín Calamita sufrió el acoso del ‘lobby gay’, algo que recoge en su libro “Yo, víctima de la cristofobia”, en el que narra el proceso desde que asume el caso hasta que es apartado de la carrera judicial. Una historia, por cierto, en la que el Gobierno le denegó el indulto que había solicitado para él medio centenar de abogados. A pesar de los varapalos judiciales, Ferrín Calamita lo tiene claro: “Tengo la conciencia muy tranquila porque siempre me moví en interés de la menor; volvería a actuar igual”.