Los primeros síntomas de que estás embarazada quizás tarden un poco en aparecer. La primera señal será la ausencia de la regla que puede confirmar el embarazo. Pero, desde el momento de la concepción, tu cuerpo ya se estará preparando para acoger al futuro bebé.
La concepción se produce en el momento de la ovulación que, en un ciclo menstrual regular, esto ocurre 14 días después del inicio de la regla, por lo que cuando la regla no aparece es habitual que la mujer ya lleve dos semanas de embarazo.
Durante la primera semana, el óvulo fecundado ha viajado por la trompa de Falopio hacia el útero, donde se implanta. En ese momento, el organismo incrementa los niveles hormonales, que estimulan la maduración del óvulo y prepara al útero para recibir al óvulo y a las mamas para la lactancia.
Sintomas implantación embrionaria
Uno de los primeros síntomas de la implantación embrionaria que la mujer puede percibir es un ligero sangrado, en ocasiones casi imperceptible a través de una sólo gota de sangre, y en otras puede llegar a confundirse con una menstruación ligera -llega entre los seis y los diez días después de la fecundación-, aunque en general suele ser más leve y más oscuro. Este sangrado podría alargarse hasta 3 días.
Este sangrado se produce en las primeras semanas de gestación, ya que el útero está muy irrigado y sangra con facilidad. Al adherirse el embrión en la pared del útero se rompen pequeñas venas y arterias que irrigan normalmente el endometrio, provocando este sangrado.
Otros síntomas de la implantación embrionaria pueden ser:
- Aumento del pecho: Suele ocurrir desde el principio, en cuanto el óvulo se implanta en el útero, y antes de que el retraso de la menstruación despierte sospechas. Notarás un ligero hinchazón de los senos, sobre todo de la aureola y el pezón, y más sensibles de lo habitual. A medida que pasan los días, esto se intensifica, los sientes más pesados y algo doloridos.
Aunque esto también les ocurre a muchas mujeres durante el período premenstrual o durante la ovulación, la diferencia resultará más evidente a partir de la tercera semana de embarazo, cuando la menstruación lleva una semana de retraso. Esto se debe a que las hormonas (progesterona, estrógenos, prolactina), forman parte de la preparación de los pechos para la función de amamantar. - Cansancio y somnolencia: Desde los primeros días es muy habitual estar más cansado y con más ganas de dormir de lo habitual. Durante el embarazo, nuestro organismo produce más sangre y consume más energía. Así la somnolencia nos podrá acompañar durante el embarazo, sobre todo después de las comidas.
- Ganas de orinar frecuentes: En el embarazo el útero se agranda y oprime la vejiga, y esto provoca que la mujer sienta una mayor necesidad de miccionar con mayor frecuencia. Este síntoma a veces aparece muy pronto, cuando no hay ningún otro signo que indique la posibilidad de embarazo.
- Estreñimiento y distensión abdominal: Se puede sumar a las ganas de orinar ya que la progesterona influye en la ralentización del tránsito intestinal, con la consiguiente producción de gases y retraso en la evacuación. Esto también puede venir acompañado con mayores sensaciones de acidez en el estómago.
- Percepción de olores: Se agudiza el sentido del olfato, por lo que ciertos olores pueden resultar más desagradables al ser percibidos con mayor intensidad.
- Náuseas: Las temidas náuseas, que no tienen por qué ser matinales, y que a veces desembocan en vómitos, suelen estar relacionadas con el aumento del nivel de la hormona del embarazo, la gonadotropina coriónica humana (hCG), que comienza a aumentar alrededor de una semana después de la concepción, cuando el óvulo llega al útero, y su nivel en sangre se duplica cada dos días desde entonces, hasta alcanzar su máxima concentración al final del primer trimestre. Las náuseas y ascos, que se acentúan frente a ciertos alimentos y olores, pueden aparecer a finales de la tercera semana de embarazo, es decir, en los primeros días de retraso menstrual, así que te ayudarán a confirmar las sospechas. Su intensidad dependerá de tu sensibilidad frente a la acción de las hormonas y a veces se acompañan de mareos.
Nuestras ganas mayúsculas de ser madres, sobretodo si hemos realizado un tratamiento de reproducción asistida, puede provocar un aumento en la observación excesiva de cualquier tipo de signo o cambio en nuestro organismo, llegando incluso al punto de que nosotras mismas provoquemos síntomas de embarazo sin estarlo.
Para salir de dudas, siempre es mejor esperar al menos 12 días después de la ovulación para realizar un test de embarazo y salir de dudas.