Por Rosa Maestro
Algunas mujeres sin pareja dejan de mantener relaciones sexuales durante los tratamientos de fertilidad, porque al igual que las pareja heterosexuales focalizan todo su deseo en la consecución de un embarazo y en este caso, como dicen algunos especialistas, quizás sea recomendable, para no confundir posteriormente la identidad del varón, aunque también cabría preguntarse si no sería bueno seguir con una vida sexual satisfactoria aunque las relaciones no fuesen plenas.
¿Y una pareja de mujeres? No tanto como en las parejas heterosexuales pero también pueden verse afectadas. Los diferentes estados de ánimo, la tardanza en llegar el embarazo, la sucesión de tratamientos, puede hacer mella en la relación de la pareja y en sus relaciones sexuales.
Un estudio de la Universidad de Indiana encontró que las mujeres que se someten a tratamientos de fertilidad tiene muchos impactos negativos en la vida sexual con su pareja. Y es que muchas veces somos nosotras mismos los que desviamos la atención no solo del sexo, sino de muchas otras actividades o cosas que a diario nos causan placer para enfocarnos en el único proyecto de ser madres.
Las parejas suelen informar a sus ginecólogos de como se sienten, y muchas veces se sienten como conejillos de indias en procesos científicos por tanto sexo programado y muchas veces carente de pasión. Además de toda la esfera psicológica (ansiedad, angustia, alteración del ánimo, etc) que se presenta durante la búsqueda de un embarazo, sea natural o dentro de un tratamiento, en las parejas heterosexuales, las relaciones se pueden ver afectadas ya que ésta toma un carácter principalmente reproductivo y la parte “erótico-sexual” pasa a un segundo o tercer plano, comenta el Doctor Claudio Álvarez, director Médico de URE Centro Gutenberg de Málaga.
Por su parte, las mujeres solas se sienten como si dejasen de ser mujeres (aunque la toma de la decisión y su deseo sustenta la felicidad) y pasasen al plano único de madres, cuestión ésta que muchas veces arrastran durante unos años después del nacimiento del bebé; y las parejas de mujeres podrían llegar a sentir como la iniciativa, la aventura, la pasión queda un poco atrás en el objetivo de una familia.
Tristemente este estudio determinó que las mujeres sometidas a tratamientos de fertilidad tenían menor deseo sexual, menor interés en la actividad sexual y menor satisfacción con las relaciones sexuales.
En las parejas homosexuales no se presenta este problema, pero posiblemente la ansiedad por la búsqueda del hijo deseado también afecte, en ocasiones, a las parejas.
“Si esta situación se presenta en parejas con problemas previos, o que no tienen las herramientas para manejar estos estados estresantes, sí que pueden terminar en una crisis importante. Por lo anterior, se recomienda, cuando la pareja ve alarmas de esta situación, recurrir a especialistas para enfrentar de una mejor forma está situación.
Si la mujer heterosexual no tiene pareja y está en un tratamiento de fertilidad con banco de semen, no se recomienda mantener relaciones por los problemas de identidad de un futuro embarazo. Si es homosexual no estarían contraindicadas salvo en algunos momentos como la punción ovárica o la transferencia embrionaria”, aconseja el doctor Claudio Álvarez de URE Gutenberg Málaga.