Las técnicas de reproducción asistida, que en sus primeros años de desarrollo centraron sus esfuerzos en garantizar la eficacia de los procedimientos, se están reorientando ahora hacia estrategias que logren reducir el porcentaje de embarazos múltiples para evitar así riesgos en la madre y los fetos.
Así lo ha puesto de manifiesto Federico Pérez, presidente de la Sociedad Española de Fertilidad (SEF), que celebra desde hoy en Granada su congreso nacional con la participación de cerca de un millar de profesionales que hasta el próximo viernes intercambiarán experiencias en todos los ámbitos de la reproducción humana.
Reducir los embarazos múltiples en técnicas como la fecundación in vitro pasa por ajustar el número de embriones transferidos al útero “afinando los procedimientos de selección embrionaria” en cuanto a calidad y potencial de implantación, y el perfil de las pacientes, ha indicado el presidente de la SEF en rueda de prensa.
En la actualidad, el 25 % de los tratamientos de reproducción asistida termina en un embarazo gemelar -los de más de dos fetos son ya una “anécdota” en España-, y toda gestación múltiple comporta un riesgo para la salud de la madre y los niños derivado de la “prematuridad” propia del embarazo multifetal.
Por ello, los tratamientos de reproducción asistida están centrando sus esfuerzos en realizar transferencias selectivas de embriones con el objetivo de reducir las gestaciones múltiples y de que la tasa de embarazo se acerque a la que se da de forma natural.
La legislación española permite transferir un máximo de tres embriones en un ciclo, pero cada vez se realizan más transferencias selectivas de uno o dos embriones.
Luis Martínez, presidente del comité organizador, ha puesto de manifiesto la distinta percepción que sobre este asunto suelen tener las pacientes, que habitualmente consideran “bueno” el hecho de tener gemelos con un solo tratamiento de reproducción, cuando esa circunstancia, advierte el profesional, conlleva riesgos derivados de los nacimientos prematuros como el que alguno de los bebés sufra parálisis cerebral, riesgo siete veces mayor en estos casos.
El presidente de la SEF ha incidido por otra parte en la necesidad de que los tratamientos de reproducción asistida no se excluyan de las prestaciones del sistema nacional de salud, dado que la infertilidad es “una enfermedad” y como tal debe ser abordada.
En ello coinciden tanto los centros públicos como privados de reproducción asistida, según Pérez, para quien negar la reproducción asistida como medicina terapéutica sería colocar a esta rama sanitaria en la de la “medicina de lujo”, cuando su objetivo es el de evitar trastornos reproductivos como la infertilidad.
En España, la infertilidad afecta al 15% de las parejas en edad reproductiva -cerca de un millón de parejas necesitan asistencia para concebir-, de ahí que los profesionales entiendan como “un error” no considerar una enfermedad las alteraciones en la reproducción.
Según el presidente del comité organizador del congreso, el hecho de que de un tiempo a esta parte haya aumentado el índice de parejas con problemas de reproducción obedece a varias causas.
Fundamentalmente se debe, ha explicado, al hecho de que la mujer busca los niños a una edad más avanzada como consecuencia de su incorporación al trabajo, y a la aparición de nuevos modelos familiares como la madre soltera o las parejas de lesbianas. EFE