Los resultados publicados en Journal of Clinical Oncology revelaron que de casi 500 sobrevivientes de cáncer de entre 18 y 45 años, el 80 por ciento de los hombres encuestados dijo que su médico le había dicho que la quimioterapia podía afectar su fertilidad en el futuro.
Pero sólo el 48 por ciento de las mujeres dijo lo mismo.
Además, apenas el 14 por ciento de las pacientes indicó que recibió información sobre opciones para preservar su fertilidad, comparado con el 68 por ciento de los hombres.
La brecha posiblemente esté relacionada con el hecho de que preservar la fertilidad en las mujeres es más complicado que en los hombres y que las técnicas para hacerlo en ellas no están tan ampliamente difundidas, indicaron los investigadores.
“Incluso en casos en los que no podría efectuarse la preservación de la fertilidad, los pacientes -y en particular las mujeres- deberían ser informados sobre sus riesgos de menor fertilidad y de ingresar prematuramente a la menopausia”, dijo a Reuters Health Claudia Lampic, del Instituto Karolinska en Estocolmo.
Algunos medicamentos para la quimioterapia pueden dañar los óvulos femeninos o la capacidad masculina de producir semen normalmente. La radioterapia cerca de los órganos reproductivos, o en el cerebro, pueden dañar la fertilidad, al igual que las terapias hormonales para el cáncer de pecho y de próstata, entre otros.
Un sondeo reciente estadounidense sobre mujeres diagnosticadas con cáncer a los 40 años o menos halló que más de la mitad manifestaba que aún quería tener hijos al momento del diagnóstico.
En el caso de las mujeres, el uso de las alternativas existentes suele ser escaso.
Los hombres pueden congelar semen y colocarlo en un banco antes de un tratamiento contra el cáncer, un procedimiento relativamente rápido y simple que también es comparativamente económico.
Para las mujeres, la forma más común es la fecundación in vitro para crear embriones, que luego son congelados y colocados en un banco. También es posible congelar óvulos y tejido ovárico, pero esas técnicas son consideradas experimentales y no está claro cuán bien funcionan, además de que son más costosas.
Asimismo, la recolección de óvulos suele implicar el uso de tratamientos hormonales para estimular los ovarios. Pero eso aumenta los niveles de estrógeno en las mujeres, por lo que esas opciones no pueden ofrecerse a las pacientes con cáncer mamario o uterino.