Un fallo en un contenedor para la conservación de embriones en el hospital de La Paz ha provocado que se destruyan 172 ovocitos fecundados destinados a tratamientos de fecundación in vitro, tal y como ha reconocido esta mañana a EL PAÍS una portavoz del hospital, que descarta que se haya producido “un error humano” o que pueda deberse a una “falta de personal”. Se trató de una fuga de nitrógeno, lo que dejó a los ovocitos a temperatura ambiente, por lo que se malograron. La Paz atribuye este destrozo a “un hecho absolutamente fortuito”. Aunque el centro se ha comprometido con las pacientes afectadas a repetir el tratamiento, el daño puede ser, en muchos casos, irreparable.
El problema en el aparato, destinado a congelar los embriones, encapsulados e identificados, a 200 grados centígrados bajo cero y que tiene el tamaño de una bombona de butano con tapadera, fue detectado el lunes 22 de abril en el laboratorio de Embriología de la Unidad de Reproducción Humana, según avanza El Mundo en su edición de hoy. “Es cierto que el 22 de abril se descubre que uno de los contenedores para criopreservar donde se almacenan los embriones congelados con nitrógeno líquido está vacío. En dicho contenedor había embriones de 172 pacientes”, señala el centro en un comunicado emitido esta mañana.
De los siete contenedores de los que dispone el servicio, “uno de ellos apareció vacío de nitrógeno líquido, con todos los caníster que almacenan los embriones a temperatura ambiente, lo que hace no viables dichos embriones”, reconoce el hospital. Según la versión oficial, “todos los registros donde figuran las acciones que periódicamente se llevan a cabo están correctos”. El relleno de los contenedores con nitrógeno líquido “se comprueba una o dos veces a la semana”. En concreto, el contenedor afectado se revisó “el martes 16 y el miércoles 17 de abril y se comprobó el nivel adecuado de nitrógeno”.
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Tras el incidente y “con intención de verificar la estanqueidad del contenedor”, se ha estado midiendo la altura del nivel de nitrógeno líquido tras llenar el contenedor y “parece que en intervalos cortos de tiempo el nivel disminuye por lo que sí que parece haber una pérdida o fuga superior a la evaporación habitual, siendo esta la posible causa del incidente”. El servicio de mantenimiento del hospital “está verificando este hecho y posteriormente hablará con el proveedor del contenedor y se tomarán las medidas oportunas”, que no detallan.
Los trabajadores sostienen, según El Mundo, que detrás del fallo están los recortes, extremo que niega el hospital. El centro sostiene que el tanque afectado es más nuevo de los que tiene y que fue adquirido en 2010. “El hospital lamenta lo ocurrido, pero es absolutamente falso que la pérdida de embriones esté relacionada con recortes económicos ni con reducción de plantilla”, añade la nota de La Paz.
“Tras analizar la situación, se llega a la conclusión de que parece tratarse de un hecho absolutamente fortuito y no debido a error humano ni a fallo en alguno de los procedimientos habituales de trabajo y en absoluto por falta de personal”, subraya el comunicado. La portavoz del hospital también niega que el departamento de Embriología esté solicitando la compra de más unidades de congelación. “El último se adquirió en 2010 y ese año se incorporaron dos médicos al servicio”, precisa la portavoz. El servicio lo forman 13 personas; cuatro ginecólogos, dos médicos de análisis clínicos, dos biólogos, dos enfermeras, una auxiliar y dos técnicos de laboratorio.
Muchas mujeres se han enterado de lo ocurrido hoy por los medios, admite La Paz. El centro explica que, por lo delicado del asunto, no se ha querido lanzar una alerta pública ni comunicarlo por teléfono a las afectadas, sino que se estaba contactando una a una con las mujeres para darles una cita en consulta, en las que se las informa de lo sucedido y se les ofrece repetir el proceso. “Con los contenedores disponibles ahora, incluso descartando el deteriorado, se tiene capacidad suficiente para atender todos los casos”, dice el hospital.
Un proceso largo, costoso y duro
La fecundación in vitro es una técnica que permite reproducirse a parejas con problemas de fertilidad por factor masculino o femenino o ambos o las mujeres solas. Tras someterse a un proceso de estimulación ovárica, se extraen, mediante punción en los ovarios, los óvulos que haya producido la mujer —que pueden ir de ninguno hasta 15— y se fecundan en laboratorio con el semen de la pareja o donante.
La legislación española marca que solo podrán ser transferidos al útero de la mujer un máximo de tres. Los sobrantes no se pueden destruir, por lo que se congelan. La pareja o la mujer debe decidir si los guarda para futuras trasferencias, en caso de que deseen tener más hijos, se donan para la investigación o a otras parejas que no hayan logrado óvulos fecundados. Estos embriones congelados son los que han acabado malogrados en La Paz.
Se trata de procesos largos, complicados y muy costosos en todos los sentidos, ya que la medicación puede llegar a costar hasta 2.500 euros y un mínimo de 150, además de molestos, porque requieren la administración de varias hormonas inyectadas durante unos 10 días y constantes revisiones, análisis de sangre, ecografías y muchas otras pruebas diagnósticas.
En el sector privado, una fecundación in vitro cuesta de entre 3.000 a 8.000 euros según la clínica elegida, a lo que hay que añadir el coste de los medicamentos, que en la pública son gratis. En la pública, se calcula que cada ciclo cuesta a la Administración por unos 1.000 euros. En la Seguridad Social, hay además un límite de edad para las mujeres que deseen someterse al tratamiento: 40 años. En la sanidad privada, el límite está en 50. También existe un límite de intentos: en la pública se hacen un máximo de dos intentos en la mayoría de las comunidades. La lista de espera en la Seguridad Social es larga: la Comunidad de Madrid está dando cita para 2014.
Unas 800.000 parejas tienen problemas de infertilidad en España, según laSociedad Española de Fertilidad (SEF), informa María R. Saquillo. Algunas (el 30%) logra concebir con la ayuda de fármacos o del coito programado. El resto necesitará someterse a tratamientos de reproducción asistida: desde la inseminación artificial o la fecundación hasta técnicas menos comunes. Cada año se hacen más de 86.000 ciclos en España. De ellos, aproximadamente el 30% en la sanidad pública.
“Hasta el momento, se ha citado a 70, siete no quieren repetir el ciclo, cinco lo dudan y el resto se someterá a un nuevo tratamiento”, sostiene La Paz, que agrega que, “de las 172 mujeres cuyos embriones estaban almacenados en dicho contenedor, 122 consiguieron embarazo“. De momento, según la misma portavoz de La Paz, no se han registrado ni quejas en el Servicio de Atención al Paciente ni demandas. El hecho de repetir el proceso no garantiza nada, ya que es posible que, tras la estimulación ovárica, no se logren óvulos o que estos no se fecunden. La Paz realiza al año entre 400 y 500 ciclos de fecundación in vitro. La tasa de éxito del hospital ronda el 40% con embriones frescos y un 15% con congelados, por lo que se logra embarazo en un 35-40% de los casos teniendo en cuenta el ciclo completo.