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Voluntarios para abrazar bebés



Los bebés necesitan el cariño de sus padres, ese contacto piel con piel, no sólo durante los primeros minutos de vida, sino también durante los primeros meses y años. Pero ¿qué ocurre cuando no es posible? Los bebés nacidos de mamás, que sufren algún tipo de adicción de la que necesitan recuperarse, sufren el síndrome de abstinencia neonatal, que les provoca llanto incontrolable, irritabilidad, respiración rápida, temblores, vómitos y convulsiones, entre mucha otra sintomatología.

Sin embargo, la mejor medicina para que los pequeños superen estas crisis es el cariño. Así de contundente se ha mostrado Mary Ann Malloy, jefe de enfermería de la Uci del Centro Médico Einstein en Filadelfia. Él es uno de los propulsores de estos programas de ayuda y está convencido de que los mimos y el cariño hace que los bebés se sientan acogidos, queridos y a salvo. Sus madres, además, también están más tranquilas mientras luchan por recuperarse, pues saben que una persona vela porque su hijo esté recibiendo cariño.

El equipo médico de las mismas instalaciones ha destacado que, desde que se ha implantado esta práctica, se han reducido notablemente los medicamentos administrados a los recién nacidos, además de su estancia en cuidados intensivos.

Para participar en este programa, los voluntarios deben asistir a un curso de cuatro horas. Una vez han conseguido su capacitación, ayudan a los pequeños con turnos de tres horas, siempre supervisadas por personal sanitario. Se estima que, en Estados Unidos, casi 20 de cada 1.000 bebés nacen con síndrome de abstinencia por problemas de adicción de sus progenitores.