Un día, como tantos otros, quedas con tu mejor amiga. Vas como si nada, es un día normal, no esperas sorpresas. Ya sentadas con un café, notas que está algo más seria de lo normal. Al final, empieza a hablar. Algo no iba del todo bien y fue al médico, te dice. Le han detectado una masa, tienen que hacer más pruebas para ver si es maligna. Te quedas de piedra, no es para menos. Tu amiga acaba de cumplir 35 años, tiene toda la vida por delante. Suena a tópico, pero ahora entiendes de verdad esa frase. No sabes qué hacer y le dices que todo va a salir bien, que seguro que no es nada. Quieres creer que va a ser así, porque no puedes imaginar que algo tan terrible le pueda pasar a tu mejor amiga. Al despediros, le vuelves a dar ánimos y le dices que cuente contigo para lo que sea, que no tiene que pasar por esto sola. Unas semanas después, te llama llorando. El tumor es maligno y se tiene que operar. Es el comienzo de una pesadilla.
Quedáis de vez en cuando, no muy a menudo porque tú tienes dos hijos y no te da la vida. En esas ocasiones, la conversación gira en torno a su cáncer. Te cuenta las visitas al médico, los resultados de las distintas pruebas, la fecha de la operación… Los médicos han tardado en dársela porque el tumor está en un sitio delicado y han tenido que diseñar la intervención de manera que se minimice el riesgo de perder el útero. No va a ser fácil, no hay garantías. Lo importante ahora es extirpar todo el tumor y que tu amiga pueda vivir una larga vida. Llega ese día tan temido y deseado a la vez. Acompañas a tu amiga y a su marido al hospital. Luego, se os une más familia. Parece que el tiempo no pasa. Es una mañana eterna. Te consuelas pensando que, como es una operación de mañana, el cirujano estará fresco y todo irá rodado. Por fin, os informan de que todo ha ido bien. Ahora toca pasar por unas semanas de quimioterapia pero, con un poco de suerte, todo acabará en eso. ¡Menudo alivio!
Regular la gestación subrogada quiere decir que, si quieres ayudar a tu amiga, lo puedes hacer dentro de un marco legal que garantiza los derechos de todas las partes, especialmente los tuyos.
Los siguientes meses son duros para tu amiga. El tratamiento no es nada agradable pero, con la ilusión de que todo ha salido bien y la esperanza de dejar este susto atrás, lo va superando. Poco a poco notas que va recuperando la alegría y que vuelve a hacer planes de futuro. Pero un día, su mayor temor se hace realidad. El tumor ha vuelto y, esta vez, durante la operación el cirujano ha tenido que vaciar a tu amiga, la ha dejado sin útero. La recuperación es larga y hay que volver a dar más ciclos de quimioterapia. Sin atreverse a pensar mucho en el mañana. Pero el tiempo pasa. Dos años después, el miedo al cáncer se va alejando, mientras otra cosa corroe por dentro a tu amiga. Desde que oyó esas palabras, “No vas a poder ser madre”, ves cómo cada día tu amiga tiene un poquito de menos brillo en los ojos. Fue a informarse sobre la adopción, pero en adopción nacional casi no hay niños y hay una espera media de unos 7 años. De adopción internacional ni hablamos, los países de origen cada vez dan menos niños en adopción internacional y, cuando lo hacen, los requisitos que se le exigen a la familia de adopción son muy restrictivos. Al haber pasado un cáncer es posible que el país de origen no aceptara a tu amiga, aunque ahora esté curada y pudiera conseguir el certificado de idoneidad. La única opción realista que le queda para ser madre es la gestación subrogada. ¿Tú no te plantearías gestar al hijo de tu mejor amiga?
No defiendo la comercialización de la gestación, ni la explotación de ninguna mujer. Cuando digo que estoy a favor de regular la gestación subrogada en España, esto es lo que tengo en mente: casos de absoluta necesidad por infertilidad o imposibilidad de gestar. Cuando hablo de la gestante, no hablo de una mujer pobre de un país poco desarrollado que haría cualquier cosa por mejorar su situación. Hablo de ti, mujer española, residente en España, que tienes buena salud, que has tenido embarazos y partos buenos, que no eres rica pero no pasas ninguna necesidad, que vives en una democracia, que tienes la suerte de poder elegir, que tienes a tu disposición uno de los mejores sistemas de sanidad del mundo, que vives en uno de los países más solidarios. Regular la gestación subrogada quiere decir que, si quieres ayudar a tu amiga, lo puedes hacer dentro de un marco legal que garantiza los derechos de todas las partes, especialmente los tuyos. Particularmente, debe garantizar que no lo haces bajo ningún tipo de presión o coacción. Te da la opción de que seas tú, y solo tú, la que tome la decisión libremente.