Firma como Alejandra Vidal, pero se trata de un pseudónimo. No es que quiera ocultar su historia, pero reconoce que sólo habla de ello “en la vida real” con dos amigas, una de las cuales está pasando por lo mismo. Su marido, del que tiene un apoyo total, no se lo ha contado absolutamente a nadie. Pero esta pareja lleva cuatro años y más de 40.000 euros intentando ser padres. Y no piensan parar hasta lograrlo.
Así lo cuenta en una entrevista a ELMUNDO.ES Alejandra, que relata su experiencia en el libro ‘Puesta a parir’, autoeditado en Amazon. La autora reconoce que libros sobre reproducción asistida hay muchos, pero todos tenían, a su juicio, algo en común: “Siempre son historias de éxito, contadas por personas que ya han conseguido la maternidad; quería contar el punto de vista de alguien que todavía está en ello”.
Porque la historia de Alejandra es lo opuesto a las historias de éxito que pueblan los folletos de las clínicas de reproducción asistida. Empezó a intentar ser madre con 30 años, una edad óptima para lograrlo. Ahora, a 10 meses de cumplir 35, ha pasado por tres fecundaciones in vitro y dos transferencias de embriones congelados. De estos cinco procedimientos, dos acabaron en embarazo, pero no salió adelante, fueron abortos bioquímicos (cuando el feto ni siquiera llega a la primera ecografía).
Pero esta periodista, que no quiere decir donde trabaja porque piensa “que no la entenderían”, no tiene ninguna intención de tirar la toalla. “Para mí es como si te diagnostican un cáncer. ¿Alguien diría ‘bueno, intento curarme tres años y, si no funciona, lo dejo?’. Está claro que no”. No es que crea que sea lo mismo, pero en cierto modo sí lo es, yo voy a ser madre, sea como sea.
Y el ‘como sea’, ahora mismo, es la donación de ovocitos, un proceso que está siendo “mucho más largo de lo esperado. Primero tienen que encontrar a la donante, luego yo me he querido hacer muchas pruebas para asegurarme de que todo vaya bien y ahora estoy en el punto de esperar a que funcione la estimulación ovárica a la donante, algo que puede tardar hasta 100 días, aunque espero que no sea tanto”.
Alejandra utiliza mucho la ironía en su conversación. Por ejemplo, afirma, no le importa haber llegado a la ovodonación “porque el guapo es mi marido”. Se declara fan de Infertil Naomi la bloguera autora de ‘999 razones para reírse de la infertilidad’. En su Twitter debate, por ejemplo, sobre cuál de los médicos del IVI, centro donde se trata, ‘está más cañón’. Y cuenta cómo le contestó a un amigo que, tras enseñarles la foto de su hijo, les dijo que no tuvieran niños. “Te lo compro. 5.000 euros”.
Pero, ya hablando en serio, la autora reconoce que un proceso tan largo como el suyo te hace ver todo lo que una persona es capaz de aguantar. “Recuerdo que mi abuela, que vivió la guerra y la muerte de varios hijos, me decía: ‘Que Dios no te mande todo el dolor que puedas soportar'”. Y Alejandra y su marido han soportado mucho. “Los abortos bioquímicos han sido muy duros, y eso que los médicos te dicen que son buena noticia, porque significa que los embriones pueden implantar”.
Puesto que tiene claro que no va a rendirse, Alejandra trabaja en múltiples frentes. Ahora mismo, está apuntada al largo proceso de adopción aunque, como cuenta en el libro, no se trata ni mucho menos de una opción sencilla, como parece pensar la gente que dice “si no puedo tener hijos, adopto. En muchos países, estamos vetados porque mi marido y yo, a pesar de llevar muchos años juntos, solo llevamos casados un año y medio; en otros te piden hasta un determinado índice de masa corporal. Si pasas de los 40 años no puedes optar a un bebé”, resume y explica en el libro.
Aunque espera que este intento de ovodonación, para el que le han dicho que tiene un 60% de posibilidades de éxito, funcione, tiene claro que, si no lo hace, “seguirá intentándolo mientras tenga dinero”. Su paso siguiente será la adopción de embriones y, en paralelo, continuará con la adopción. “Supongo que, si nos llaman, tendremos que mentir, porque en teoría para adoptar tienes que haber pasado lo que se llama el duelo biológico, es decir, haber asumido que no puedes tener hijos biológicos”, comenta.
El dinero, que cifra en 40.000 euros aunque, afirma, “prefiere no hacer el cálculo real”, sale del pluriempleo. “Vamos paso a paso, si conseguimos un trabajo más, pagamos una prueba nueva y así…”.
Además de la capacidad de aguantar suya y de su marido, Alejandra saca lecciones muy positivas de todo su periplo. Por ejemplo, comenta, lo buena que es la gente. “He conocido virtualmente a una chica que está embarazada después de ocho abortos; aunque ya lo ha conseguido, sigue ahí para animar y aconsejar a las que aún no lo hemos hecho”.
Y una sorpresa que recomienda, los foros de Internet. “Yo desconfiaba mucho de todo ese tema, pensaba que sólo se metería gente que no tenía otra cosa mejor que hacer y hay un montón de gente bienintencionada que te da fuerza y ánimos”, concluye.