Las grasas son la clave para la salud reproductiva y tienen un impacto significativo en los niveles hormonales. Mientras que el consumo de Ácidos Grasos esenciales de origen vegetal impulsan los niveles hormonales y de fertilidad, las grasas de origen animal y grasas cocidas interfieren con el funcionamiento de las membranas celulares y pueden causar un aumento excesivo en los niveles de estrógeno.
Diferentes estudios realizados con mujeres, tanto pre como post-menopáusicas, que disminuyeron de su dieta la ingesta de grasa cocida animal, de 40% a sólo el 20%, dieron por resultado una considerable disminución de la circulación de estrógeno en sangre. Se ha descubierto que, además de impulsar la fertilidad, una dieta con bajo contenido de grasas animales previene el cáncer de mama y otras patologías relacionadas con las hormonas que necesitan de un exceso de estrógeno para expandirse.
En cuanto a los hombres, varios estudios han indicado que la ingesta de comidas grasas disminuye el apetito sexual y las hormonas sexuales, ya que causan una disminución de la testosterona. Las comidas grasas implican un alto riesgo para el aumento de peso, y consecuentemente, la obesidad, causa un aumento del estrógeno y una disminución en los niveles de testosterona.
Este aminoácido, más útil por su papel precursor del neurotransmisor de serotonina, posee el doble de beneficios por elevar las hormonas de crecimiento, ya que no solamente promueve su secreción de la pituitaria sino que además, al reducir la ansiedad y el estrés, permite lograr un sueño reparador, asegurando el poderoso pico de hormonas de crecimiento que se produce durante el sueño profundo.
El triptófano se halla en plátanos y nueces.
Tras un escándalo de adulteración a fnes de los 70 en una fábrica en Japón que producía triptófano, este aminoácido, generalmente, está solamente disponible como suplemento y requiere receta médica.
Es una pena, ya que es un nutriente totalmente seguro y muy benéfico; su único defecto es ser una muy buena competencia para las drogas antidepresivas, ya que logra lo mismo que ellas de forma económica y sin efectos secundarios. Es sencillo hallarla en tiendas de alimentos naturales en su forma anterior denominada (5-Hidroxitriptofan)
Dependiendo de cuán ansiosa sea tu personalidad, el triptófano / 5-HTP puede hacerte sentir bastante adormecida. Por lo tanto, a menos que estes viviendo al límite y necesites calmarte, toma cualquier suplemento de Triptófano /5- HTP por la noche.
Una de las preguntas más frecuentes que se plantean las personas que comienzan un tratamiento farmacológico es cómo dar buen uso a los medicamentos que consumen. La duda es completamente válida, ya que el empleo de estos delicados productos, cuando es inadecuado o abusivo, puede ser muy peligroso para la salud.
Por ello es de gran utilidad conocer cuáles son las principales indicaciones de los medicamentos, a fin de aprender a utilizarlos de acuerdo a una automedicación responsable, en el caso de los productos de venta libre, o para seguir las recomendaciones del especialista al pie de la letra y reportar algún problema en la terapia.
Si estás intentando un embarazo, es importante que los conozcas y que, en caso necesario, los sustituyas por otros. Siempre contando con el asesoramiento de tu médico o farmacéutico
Se llama Louise Brown. Desde que nació, las técnicas de fecundación in vitro no han parado de avanzar.
Pocos nacimientos son tan relevantes como para ser filmados y retransmitidos por televisión. El de Louise Brown, el 25 de julio de 1978, lo fue. La causa de tanta expectación: Louise era la primera persona que nacía después de haber sido concebida fuera del organismo materno. Era la primera “bebé probeta”.
Sus padres llevaban nueve años intentando, sin éxito, tener un hijo. Lesley, la madre, tenía undefecto en las trompas de Falopio que hacía imposible que se produjera la fecundación. Por su parte, los doctores Patrick Steptoe y Robert Edwards investigaban desde hacía dos décadas una forma de salvar algunos tipos de esterilidad como el de Brown.
Su método consistía en extraer un óvulo de la mujer, fertilizarlo en el laboratorio con el esperma del hombre y, una vez formado el embrión, introducirlo en el útero materno, donde se desarrollaría. Edwards y Steptoe formaban el equipo idóneo, ya que el primero había desarrollado una manera de fertilizar óvulos en el laboratorio mientras que el segundo tenía el método para extraer estas células de los ovarios.
Lesley y John Brown, aún advertidos de que la probabilidad de éxito era mínima, recurrieron a esta técnica experimental para cumplir su deseo y se convirtieron así en los primeros padres que lo eran gracias a la fecundación in vitro.
Dilemas éticos
Aquel nacimiento no estuvo exento de polémica y algunas voces se pronunciaron en contra de la fecundación artificial, especialmente desde instituciones religiosas, que no veían con buenos ojos (y siguen sin hacerlo) que se pudiera crear una vida sin necesidad de una relación sexual entre un hombre y una mujer. Otros señalaron los posibles riesgos derivados de aplicar una técnica nueva y desconocida, y algunos mostraban desconfianza ante la posibilidad de crear seres humanos en serie.
Además, la nueva técnica podía generar situaciones especiales que plantearían dilemas éticos y legales, como qué hacer con los embriones no utilizados o cómo elegir a los padres en el caso de las donaciones.
En cualquier caso, el campo de la reproducción asistida ha seguido avanzando hasta alcanzar un alto grado de sofisticación, fiabilidad y eficacia.
En los años 80 se desarrollaron técnicas de congelación que permitían conservar los embriones sobrantes para un posible uso futuro, evitando tener que volver a extraer óvulos. También comenzaron a utilizarse procedimientos poco invasivos basados en ultrasonidos para obtener dichos óvulos, en lugar de tener que practicar una incisión abdominal.
Más recientemente se han ideado algunos métodos de alta precisión como la inyección intracitoplasmática, mediante la cual se inyecta directamente un espermatozoide, que incluso puede ser seleccionado específicamente, en el óvulo. De este modo se puede conseguir una fecundación exitosa cuando el recuento de espermatozoides del padre es muy bajo o cuando estos tienen dificultades para acceder al óvulo.
Estos avances han hecho aumentar de forma considerable las tasas de éxito, lo que ha provocado que cada vez más personas recurran a la reproducción asistida, que no solo beneficia a parejas con problemas de fertilidad, sino que también brinda a madres solteras o parejas del mismo sexo la opción de tener hijos.
Se estima que, desde el nacimiento de Louise Brown hace 40 años, unos cinco millones de personas han nacido gracias la fecundación in vitro.
Una de esas personas fue la hermana de Louise, Natalie, ya que sus padres volvieron a recurrir a esta técnica cuatro años después. Curiosamente, Natalie tuvo un hijo en 1999 y se convirtió en la primera persona nacida gracias a la fecundación in vitro que daba a luz a un hijo concebido de forma natural.
Querer ser madre y no poder: una situación que viven muchas mujeres alrededor del mundo, cuando sus problemas de fertilidad les impiden cumplir sus deseos. Una de ellas, probó, sin éxito, todos los tratamientos a su alcance, hasta que decidió participar en un programa piloto que la puso en una lista de trasplantes de útero en 2017. A partir de ahí, esperar a un útero compatible de una fallecida y así tener una nueva oportunidad. Y la mujer, que se encuentra en la treintena, se ha convertido este año en la primera estadounidense (y la segunda en el mundo) en conseguir llevar a buen término un embarazo tras recibir un trasplante de útero de una fallecida. El primer caso tuvo lugar en Brasil, en diciembre de 2018.
La operación de la ya madre se ha realizado en el hospital Cleveland Clinic (Cleveland, Ohio). Esta mujer, de la que no han trascendido datos personales, se quedó embarazada en 2018 y ha estado vigilada durante todo el proceso. La gestación ha sido totalmente normal y sin complicaciones. La bebé nació por cesárea el pasado junio. En la intervención participaron una docena de médicos, cirujanos, obstetras y ginecólogos, entre otros. Este periódico ha contactado con el centro médico de Estados Unidos que ha confirmado la noticia. Tras remitir al comunicado, la responsable de prensa, Victoria Vinci, ha añadido en un correo electrónico: “Ha sido un éxito, pero no queremos divulgar el nombre de la paciente para respetar su privacidad”.
Se estima que una de cada 5.000 mujeres en edad fértil en todo el mundo se ven afectadas por un problema de infertilidad relacionado con el útero, según datos del propio hospital. Además, explican que el trasplante de útero no está destinado a durar toda la vida, solo para conseguir uno o dos embarazos. “Las mujeres involucradas en este ensayo”, prosiguen, “se sometieron a un riguroso proceso de selección y se las vigila de cerca después de quedar embarazadas mediante la fertilización in vitro”.
Tanto el trasplante de útero como el parto forman parte del programa denominado Trasplante uterino para el tratamiento de la infertilidad del factor uterino, de la clínica de Cleveland. En él, participan 10 mujeres entre 21 y 39 años. Tres de ellas han conseguido ser trasplantadas con éxito y de ellas, esta mujer es la única que se ha convertido en madre con éxito. Actualmente, dos más están a la espera de la transferencia de embriones, mientras que varias más están en la lista para el trasplante.
“A través de esta investigación, nuestro fin es conseguir que estos casos extraordinarios sean comunes para las mujeres que solo cuentan con esta opción”, según explica en un comunicado Andreas Tzakis, experto del equipo médico. “Estamos agradecidos con el donante y su familia, su generosidad permitió que el sueño de nuestra paciente se hiciera realidad y que naciera un nuevo bebé”, ha concluido Tzakis.
A pesar del avance científico, algunos expertos sugieren que este tipo de intervenciones plantean un debate ético. Rocío Núñez, experta en reproducción asistida y bioética, explica que el trasplante de útero, aunque sea con donante cadáver, es una técnica más invasiva que cualquier otra técnica de reproducción asistida, que plantea algunos problemas éticos: “Se requieren más de 10 horas de cirugía para trasplantar el útero, con riesgos importantes para la madre y para el niño (flujo uterino comprometido, anomalías renales maternas asociadas a malformaciones uterinas, hipertensión, efecto teratogénico de los inmunosupresores, etcétera)”. Según añade, “la paciente necesita mucho tiempo previo de preparación con inmunosupresores y, en conjunto, parece que el principio de beneficencia (o no maleficencia), queda comprometido, pues no está justificado que un deseo de embarazo prime sobre los posibles riesgos para la madre y el niño”. Además, según explica Núñez, el útero es extirpado tras el parto, “no inmediato, pero se tiene que quitar”.
Una de las incógnitas de este tipo de intervención es si la mujer podría ser trasplantada más de una vez. “Todavía no se ha intentado”, prosigue Núñez, “pero en este caso los riesgos serían aún mucho mayores, ya que hay que preparar inmunológicamente a la mujer para aceptar otro trasplante, que además sería diferente del anterior”. Según mantiene la experta, conseguir que haya una gestación con un trasplante de útero ya es un desafío, “pero cuando falla, intentarlo otra vez es bastante imprudente”.
En cuanto a la intención de los expertos estadounidenses de convertir el trasplante de útero de una fallecida en algo común, Núñez alega: “Quizás, en un futuro pueda convertirse en algo común, pero aún falta mucho tiempo para ello. De momento es considerada por la mayoría de los expertos como una técnica experimental por los riesgos que conlleva”.
La transferencia embrionaria es el proceso por el cual se facilita la llegada del embrión al útero de la futura mamá.
Seguro que, en más de una ocasión, te has planteado una duda muy común sobre la transferencia embrionaria: ¿cuántos embriones es recomendable transferir en los tratamientos de reproducción asistida?
Cuando la medicina reproductiva pasó de ser ciencia ficción a convertirse en realidad, hace ya más de 40 años, los centros pioneros investigaban sobre diversos temas, como la transferencia embrionaria. Cayeron en la cuenta de que cuantos más embriones transferían a sus pacientes, más probabilidades tenían estas de quedarse embarazadas.
Sin embargo, a lo largo de los años, la evolución de los tratamientos de reproducción asistida, la investigación y la constancia en la búsqueda de la mayor calidad asistencial, han demostrado que esto era incorrecto. Pero… ¿Por qué? Te lo desvelamos a continuación.
Lo que dicta la ley sobre la transferencia embrionaria
Según la Ley 14/2006, de 26 de mayo, sobre Técnicas de Reproducción Humana Asistida, refleja que, en nuestro país, “solo” se autoriza la transferencia de un máximo de tres embriones a cada mujer en cada ciclo reproductivo.
Y ponemos la palabra “solo” entre comillas porque hoy en día esta recomendación ya no se sigue, sino que la mayor parte de los centros de medicina reproductiva optan por la transferencia de un único embrión.
La transferencia embrionaria de dos o más embriones es perjudicial, pues si se produce un embarazo múltiple aumentan los riesgos, tanto para la salud de la mujer como para la de su descendencia.
Haciendo un repaso de los datos del registro de la SEF vemos que, desde el año 1998 hasta 2016, han aumentado las transferencias de un único embrión, cuando se utilizan ovocitos propios en fresco, en más de un 200%, siendo por aquel entonces de cerca del 10% y superando en 2016 el 30%. Aún así, en estos casos, las transferencias de dos embriones siguen siendo elevadas (65%).
Pero cuando las transferencias de embriones se realizan con ovocitos de donante en fresco, nos encontramos con que, en 2016, el porcentaje de transferencias de embrión único fue del 42%. Por último, en embriones congelados, la evolución muestra cómo en 2016 se opta por la transferencia de un único embrión en más del 50% de los casos. Esto refleja que, entre todos, lo estamos haciendo cada vez mejor.
Transferencia embrionaria y riesgos del embarazo múltiple
Aunque pueda parecer muy bonito aquello de tener dos bebés de golpe, incluso la “parejita”, y ahorrarse el tener que buscar el/la hermanito/a después, la realidad nos muestra que los embarazos gemelares y múltiples suponen un riesgo tanto para la madre como para los futuros bebés.
Los embarazos gemelares y múltiples están asociados a mayores complicaciones durante el embarazo: mayor tasa de abortos, anemia, hipertensión gestacional y precisan más frecuentemente de cesáreas, pues a menudo no se espera a que lleguen a término, sino que los partos suelen programarse con anterioridad a la semana 40. Además, este tipo de embarazos tienen mayor riesgo de nacimiento prematuro, de mortalidad fetal y de restricción del crecimiento fetal.
Ventajas de la transferencia embrionaria única
En principio, como decíamos, las tasas de embarazo van aumentando a medida que se va incrementando el número de embriones que se transfieren.
Pero a lo largo de los años hemos comprobado que, haciendo un cultivo embrionario a blastocisto, junto a una buena selección de embriones, que es como trabajamos en CREA, las posibilidades de embarazo con la transferencia de un único embrión son mucho mayores, similares a las que alcanzaríamos con la transferencia de dos embriones.
Podríamos decir que la transferencia de un embrión de calidad tiene un 40-45% de probabilidades de embarazo, mientras que la transferencia de dos embriones de calidad ascendería a un 50-55%, lo que realmente no implica una gran diferencia, pues estaríamos aumentando las probabilidades de embarazo en tan solo un 10%.
Sin embargo, como hemos visto, en un embarazo gemelar aumentan mucho los riesgos. Aunque fuera solo por este motivo, ya sería suficiente; pero la experiencia nos ha demostrado que la salud de la madre y el feto no es la única causa que nos lleva a descartar la transferencia de dos embriones, sino que, si contamos con dos embriones de calidad, siempre es mejor transferir uno solo, para así poder congelar el que sobra para futuros ciclos, pues también existe lo que denominamos tasa de embarazo acumulado, que es la tasa de embarazo que se consigue con la transferencia de un embrión de calidad en fresco más la transferencia del embrión vitrificado en un ciclo posterior, cuando proceden de la misma estimulación, de un mismo ciclo.
Es decir, sabemos que el embrión que se transfiere en fresco tiene unas posibilidades de embarazo de alrededor del 40-45% y que el que queda congelado tiene otras tasas de embarazo de alrededor del 40-45%, por lo que, de forma acumulada, conseguimos posibilidades de embarazo mucho mayores.
Por eso, si transferimos dos embriones de calidad en un mismo ciclo y los embriones no implantan bien, estaríamos perdiendo los dos; y si uno implanta y el otro no, perderíamos uno de calidad, que nos podría servir para el futuro. Al fin y al cabo, con una transferencia doble estaríamos disminuyendo las probabilidades de embarazo acumulado.
En conclusión: si se trata de buenos embriones, merecerá más la pena transferir un solo embrión y guardar el otro para el futuro. Si la mujer se queda embarazada, tendrá un embrión de buena calidad para un futuro embarazo. Si lo pierde, tendrá un nuevo embrión de calidad para otro intento. Si no se queda embarazada en la primera transferencia, tendrá otro intento, otra posibilidad con las mismas probabilidades de embarazo que tenía con el primer embrión que se transfirió en fresco. En cambio, si se realiza una transferencia doble y se produce un aborto, se habrán perdido los dos embriones y se deberá empezar de nuevo el proceso.
Por el contrario, en caso de que tengamos dos embriones, y uno de ellos no tenga suficiente calidad como para poder ser vitrificado, sí es posible plantear a la pareja la posibilidad de transferir ambos embriones, para aumentar ligeramente la probabilidad de embarazo.
En CREA, nosotros siempre recomendamos la transferencia embrionaria única, en los casos en los que sea posible, pero explicamos toda esta información a nuestros pacientes para que luego cada pareja o mujer decida cuántos embriones desea transferir.
¿Qué papel juega el laboratorio de reproducción asistida en la transferencia embrionaria?
Como hemos visto, en la transferencia embrionaria juega un papel fundamental el laboratorio de fecundación in vitro y sus profesionales. Su objetivo es realizar un cultivo embrionario a blastocisto, asegurando las mejores condiciones para el desarrollo del embrión y, después, hacer una buena selección embrionaria, que permita ofrecer a los pacientes las mayores probabilidades de embarazo. Para ello, es clave contar con un laboratorio de máxima calidad.
En CREA, tenemos uno de los laboratorios más avanzados de Europa, por eso podemos ofrecer a nuestros pacientes unas de las mayores tasas de éxito de nuestro país.