Esta fruta, que ayuda la fertilidad por su vitamina C antioxidante, es además, beneficiosa para mantener la juventud. Por otra parte, también es una buena fuente de magnesio (el mineral antiaborto), hierro, cobre, potasio y silicio.
En CREA somos especialistas en el estudio y tratamiento del hombre con infertilidad, un concepto que nosotros denominamos “factor masculino”.
Como ya hemos comentado en otras ocasiones, sabemos que la infertilidad afecta a hombres y mujeres por igual. Sin embargo, la mayor parte de las veces, nuestros pacientes tienen causas combinadas que les impidan lograr el embarazo de manera natural. Por ejemplo, puede ocurrir que la mujer tenga una reserva ovárica más limitada por su edad y que, a su vez, el hombre presente un problema de semen alterado.
Por tanto, podríamos afirmar que la infertilidad masculina o factor masculino afecta a dos de cada tres parejas que recurren a un centro de reproducción asistida para que les ayuden a concebir un bebé. En nuestro caso, al ser especialistas en factor masculino, el 70% de nuestros pacientes hombres tienen un problema de fertilidad.
¿Qué es el factor masculino?
El factor masculino agrupa todos los problemas que puede tener el varón y que están dañando a sus espermatozoides e impidiendo que se produzca la fecundación de forma natural.
Podríamos pensar que el factor masculino tiene que ver única y exclusivamente con una alteración en el semen (azoospermia, astenozoospermia, aspermia…). No obstante, esto no es así, pues el factor masculino puede ser cualquier enfermedad o afección por la que se esté produciendo un daño a los espermatozoides y que esté perjudicando a su capacidad reproductiva.
Es por ello fundamental que, cuando veamos que el seminograma (análisis del semen) revela que hay una alteración, vayamos más allá y tratemos de encontrar la verdadera causa por la que esto está ocurriendo.
Sin embargo, en la mayor parte de ocasiones el tratamiento del varón queda en solucionar el problema del semen, seleccionando los espermatozoides con mayor capacidad de fecundación, dejando de tratar al hombre, que es el verdadero paciente y protagonista de toda esta “historia”, y cuya enfermedad o alteración puede llegar a afectar, no solo a él mismo, sino a sus futuros hijos, además de ser un factor determinante para la consecución del embarazo.
La gestión del riesgo del factor masculino
En CREA, para tratar los casos en los que el hombre presenta un problema de fertilidad, hemos desarrollado un protocolo específico y único, fundamental para que el tratamiento sea lo más efectivo y seguro posible.
El estudio del semen no es “la prueba” sino que es una prueba más a realizar cuando hablamos de la gestión del riesgo del factor masculino, pues realmente no nos permite saber si un hombre es o no fértil y tampoco nos facilita el diagnóstico del problema que está ocasionando que el hombre sea infértil. Por eso, si no conocemos la causa y hacemos un buen diagnóstico, ¿cómo vamos a poder aplicar el tratamiento más indicado?
Sabiendo que el hombre debe ser tratado de forma específica, en CREA aplicamos nuestro protocolo de gestión del riesgo relacionado con el factor masculino, con el que valoramos al varón de forma rápida, sencilla y efectiva.
¿Cómo se gestiona el riesgo del factor masculino en CREA?
En todos los casos, solicitaremos, en primer lugar, un análisis de semen en nuestro laboratorio de andrología, uno de los más avanzados de Europa. Si, tras realizar este análisis, sospechamos que el semen puede perjudicar en la fecundación, se pasa a valorar al hombre en la Unidad de Andrología Reproductiva, donde se lleva a cabo el estudio y gestión del riesgo relacionado con el factor masculino.
En la consulta con nuestro andrólogo, el Dr. Miguel Ruíz Jorro, co-director de CREA, se valorará si existe algún riesgo para la salud del hombre, así como para la de su futuro bebé y para el pronóstico del tratamiento.
Tras estudiar la historia clínica, junto a los antecedentes personales y familiares, se procederá a analizar si existe algún fallo testicular, es decir, si hay algún problema en los testículos que impida la fabricación de espermatozoides o que haga que estos se fabriquen mal, así como si la causa no radica en los testículos, sino que existe otro tipo de alteración fuera de ellos que esté afectando al semen, como una obstrucción, un varicocele, una inflamación, un tumor, etc., causas que podrían pasar completamente desapercibidas y que, sin embargo, pueden jugar un papel fundamental en la salud general del hombre.
Además de lo anterior, es posible realizar un estudio de los espermatozoides para conocer si existiera la posibilidad de transmitir una enfermedad genética al embrión, así como saber si el ADN de los espermatozoides puede afectar al embrión, bloqueando su desarrollo y deteniendo el embarazo. En CREA contamos con un método exclusivo de detección de estas situaciones, lo que nos permite aplicar un tratamiento sencillo y efectivo para mejorar notablemente el pronóstico de embarazo.
Al fin y al cabo, esta evaluación del hombre nos permite detectar el problema para tratarlo directamente, evitando en la gran mayoría de los casos llegar a realizar un tratamiento de reproducción asistida, con lo que ello implica, tanto a nivel económico como psicológico para la pareja. De esta manera varones que, por ejemplo, tenían un varicocele sin diagnosticar, diabetes u otro problema de salud que impedía que sus espermatozoides fecundaran el óvulo, tras un buen diagnóstico y un correcto tratamiento, pueden llegar a tener hijos de forma natural.
Una de los principales motivos de infertilidad son las enfermedades de transmisión sexual (ETS) y en especial la gonorrea, causada por la bacteria Neisseria Gonorrhoeae, y la clamidia, originada por la bacteria Chlamydia Trachomatis. En el caso de los hombres estas infecciones son las responsables de este problema en un 15% de los casos, ya que pueden interesar a las vías seminales, así como a los testículos y su capacidad para producir suficientes espermatozoides sanos, afectando negativamente al número, la movilidad, la morfología y la integridad del ADN. En lo que respecta a las mujeres, pueden causar una enfermedad inflamatoria pélvica (EIP) y como consecuencia, un daño en las trompas de Falopio que representa el 35% de los casos de infertilidad.
Las ETS se adquieren por la práctica sin protección (preservativos) de relaciones sexuales consideradas de riesgo –múltiples parejas sexuales, mantener relaciones sexuales con personas que se acaban de conocer, coito con personas infectadas, etc.–, por lo que son especialmente frecuentes en jóvenes y personas sin pareja estable.
En la mujer
- Tanto la clamidia como la gonorrea en la mujer son factores de riesgo para el desarrollo de lo que se conoce como enfermedad pélvica inflamatoria que afecta fundamentalmente a las trompas de Falopio causando una inflamación crónica de las mismas y, como consecuencia, la formación de cicatrices y adherencias fibrosas que llegan a obstruirlas impidiendo que el ovocito pueda llegar al útero. De ahí la importancia de detectar y tratar lo antes posible este tipo de infecciones que, éste es el problema, en ocasiones no producen síntomas claros, por lo que la visita regular al ginecólogo es la mejor manera de lograr este objetivo. En cualquier caso, hay síntomas que, como el mal olor vaginal o el dolor pélvico, debe despertar la alarma y acudir al médico ante la posibilidad de tener una ETS.
En el hombre
En los varones la sintomatología de este tipo de enfermedades de transmisión sexual suele ser más evidente:
- Secreción de pus por la uretra.
- Dolor.
- Sensación de ardor con la micción.
Hay que advertir, sin embargo, que en los hombres existen otras enfermedades de origen vírico y que se pueden adquirir por vía sexual que causar infertilidad: citomegalovirus, herpes, papilomavirus, virus de Epstein-Bar, VIH, etc.
Tratamiento y prevención
Las enfermedades de transmisión sexual son fácilmente prevenibles con tan sólo tomar la precaución de usar el preservativo cuando se mantienen relaciones sexuales de riesgo. Pese a ello, su incidencia es considerablemente elevada, por lo que suele ser necesario un tratamiento lo más precoz posible con antibióticos o antivirales- Este último punto es especialmente importante en el caso de la mujer con el fin de evitar que se desarrolle la enfermedad pélvica inflamatoria o resulten dañados el útero o los ovarios, en cuyo caso el único tratamiento posible para eliminar la enfermedad y revertir la situación de infertilidad es quirúrgico.
La esterilidad se define como la incapacidad para concebir tras un año de exposición al embarazo con un número adecuado de relaciones sexuales (2-3 cada semana) sin protección anticonceptiva adicional.
En mujeres > 35 años y, especialmente, en las >38 años disminuyen, no sólo, las posibilidades de concebir de forma natural, sino también con técnicas de reproducción asistida.
En condiciones normales, la especie humana tiene alrededor de un 20% de posibilidades de conseguir un embarazo cada mes, con lo cual, al cabo de un año de búsqueda, el 84% de parejas quedan gestantes y a los 2 años el 92%.
Causas de la infertilidad femenina:
EDAD AVANZADA
Es la principal causa por la que las mujeres tienen problemas para conseguir un embarazo. La fertilidad es máxima poco después de los 20 años, desciende considerablemente a partir de los 35 años, y es muy difícil el embarazo a partir de los 40 años.
FACTOR OVÁRICO
La disfunción ovulatoria ocurre en un 15-40% de las parejas estériles.
La disfunción ovulatoria mas frecuente en mujeres premenopáusicas es el síndrome de ovario poliquístico (SOP), que asocia hiperandrogenismo clínico (hirsutismo, acné…) o analítico (aumento de Testosterona libre), alteraciones menstruales (oligo o anovulación) e imagen ecográfica de ovario poliquístico.
Hiperprolactinemia, trastornos tiroideos, anovulación relacionada con el ejercicio, bajo peso corporal…pueden producir alteraciones en el ciclo menstrual.
Fallo ovárico prematuro, es el cese de la menstruación antes de los 40 años, cursa con amenorrea, hipoestrogenismo y elevación de las gonadotropinas.
FACTOR TUBARICO Y UTERINO.
Implantes endometriósicos, adherencias secundarias a infecciones, cirugías… pueden afectar a la permeabilidad tubárica. Entre las alteraciones del aparato reproductor, la enfermedad tubárica representa casi el 40% de la infertilidad femenina.
Miomas, pólipos endometriales, sinequias uterinas…
ENDOMETRIOSIS
La capa que recubre la cavidad uterina recibe el nombre de endometrio. En ocasiones este endometrio se implanta fuera de su sitio. Esto es la endometriosis. Según la localización de estos implantes, la sintomatología será diferente y puede tener consecuencias en la fertilidad.
Puede afectar a los ovarios mediante la formación de endometriomas, a los órganos pélvicos y a la cavidad peritoneal, en general formando adherencias entre sus órganos.
ALTERACIONES EN LA SEXUALIDAD
Vaginismo en la mujer, ausencia o muy baja frecuencia de relaciones sexuales.
ENFERMEDADES GRAVES
Hay enfermedades que tienen efecto directo sobre los genitales externos o internos, cirugías, radioterapia o quimioterapias…
IMC
Puede afectar tanto por exceso como por defecto, por trastornos en la ovulación, menor tasa de fecundación e implantación embrionaria.
ESTRES
Los problemas reproductivos de las parejas suponen una situación de estrés psicológico que puede afectar en la relación de pareja influyendo en la frecuencia de las relaciones sexuales, y con ello la posibilidad de lograr la concepción natural.
El polen de abeja es problablemente el máximo alimento de la fertilidad. Una cucharada de té de gránulos de polen de abeja contiene aproximadamente de 2,5 a 10 billones de granos de polen. Cada uno de los granos de polen producido por los órganos masculinos, semila o germen del reino vegetal, es capaz de fertilizar y crear una vida (fruto, grano, vegetal, flor o árbol) rebosante con la sombrosa fuerza reproductora de la naturaleza. Cargado de aminoácidos, el polen de abeja es uno de los alimentos disponibles más ricos en proteínas, en una forma que es fácilmente asimilable por el cuerpo.
El polen de abeja es un potente estimulador de la producción de hormonas sexuales, tanto en hombres como en mujeres, y posee además la propiedad de equilibrar la capacidad glandular. Según los resultados de un estudio, cuarenta hombres infértiles a quienes se les suministró polen de abeja evidenciaron una mejoría de salud en general, un incemento de la libido y una mayor producción de esperma.
Los resultados de otro estudio realizado en mujeres con menstruación irregular señalaron una significativa mejoría, incluso la regularización total de la menstruación. Por su parte, el grupo de control no evidenció ningún tipo de mejoría. El polen de abeja contiene todas las vitaminas y minerales necesarios para la saud y la reproducción.
El polen de abeja se presenta en gránulos y su sabor es suave. La manera más sencilla de ingerirlos es mezclados en batidos de frutas pero, si te gusta su sabor, puedes espolvorearlos en las comidas. Hay que tener en cuenta que el polen de abeja puede causar reacciones alérgicas, por lo tanto, empieza con pequeñas cantidades e interrumpe la ingesta si notas cualquier efecto secundario adverso. No es recomendable para las personas alérgicas a la picadura de abeja.
La valina es otro aminoácido esencial, aunque es cierto que tiende a ser menos conocido que el triptófano, metionina o fenilalanina.
¿Qué es la valina?
La valina es un aminoácido esencial que sólo podemos aportar a nuestro organismo a través de la dieta, optando siempre por aquellos alimentos que sean más ricos en este nutriente.
Es un aminoácido fundamental para nuestro organismo, al ser sobretodo indispensable tanto para la formación de tejidos, como para su cicatrización.
Funciones de la valina
- Fundamental en la formación de tejidos.
- Indispensable en la cicatrización de tejidos.
- Necesaria para el metabolismo muscular.
- Mantenimiento del equilibrio de nitrógeno en el organismo.
- Beneficios de la valina para la salud
La valina es un aminoácido fundamental en la formación y cicatrización de tejidos, siendo necesario a su vez en el metabolismo muscula y la coordonación.
Es útil para el mantenimiento del equilibrio de nitrógeno adecuado en el cuerpo, y el tejido muscular tiende a utilizarla como fuente.