Positivo. Ese fue el mensaje que mandó Clara a sus contactos un día de julio. A sus 32 años, acababa de quedarse embarazada y esa palabra estaba cargada de emoción. No fue fácil. Había sido diagnosticada de un cáncer de mama cuando tenía 27. Muy joven. Demasiado para saber que quería preservar su maternidad. Pero lo hizo.
Clara es una de las protagonistas de estas historias que empiezan mal, pero acaban de manera inmejorable:dando a luz después de sufrir un cáncer de mama. La película Ma Ma, protagonizada por Penélope Cruz y dirigida por Julio Medem, ha puesto en el centro del debate público una realidad que, hasta ahora, parecía tangencial.
En España, más de 25.000 mujeres son diagnosticadas cada año de esta enfermedad. Algunas de las afectadas ya han sido madres. Pero otras no, aunque muchas de ellas tienen la esperanza de serlo una vez superado el cáncer.
Hasta hace una década, los temores a una recidiva por las alteraciones hormonales que ocurren durante el embarazo eran suficientes como para que el médico prohibiera a la paciente un embarazo. A esto se sumaba el hecho de que las mujeres tratadas con quimioterapia y aquellas que después se medican con bloqueadores hormonales durante varios años tienen un alto riesgo de quedar estériles.
Pero, afortunadamente, las cosas han cambiado, y tanto los oncólogos como los especialistas en fertilidad y reproducción asistida apuestan por una maternidad plena tras un cáncer de mama. De hecho, los tratamientos para preservar la fertilidad femenina son cada vez más frecuentes: la vitrificación de ovocitos y embriones es el más usado actualmente en mujeres diagnosticadas de cáncer de mama.
El más experimental es el de la congelación de tejido ovárico, pero solo suele usarse cuando no hay opción de congelar óvulos. Por otro lado, el uso de análogos GnRH (medicamentos que inhiben la producción de andrógenos y estrógenos) todavía está en fase de estudio y solo se usa en casos extremadamente raros en los que no hay tiempo de realizar los tratamientos anteriores (generalmente, por un avanzado estadio del tumor).
Y es que se puede ser madre tras superar la enfermedad e, incluso, durante el proceso de curación,como le ocurre a una de nuestras protagonistas, un caso que se da en 2,3 embarazos de entre 100.000.
Los autores del estudio ‘Seguridad del embarazo después del cáncer de mama’, publicado en European Journal of Cancer defienden esta tendencia y reivindican que se aumenten los esfuerzos en los hospitales, tanto para preservar la fertilidad en pacientes sometidas a quimioterapia, como para ofrecer tratamientos a aquellas que no hubiesen podido acceder a esta opción cuando fueron diagnosticadas.
Hablamos con cinco mujeres que han sido madres tras superar su cáncer. Cinco historias de superación y amor a la vida, que echan por tierra ciertas leyendas:
Rocío Almagro
- 35 años
- Diagnosticada en 2013, cuando estaba embarazada de 15 semanas
- Hoy su hija tiene 18 meses
Alegre y risueña, pelirroja y con miles de pecas esparcidas por su cara. Del sur de España, pero nacida en Madrid, a Rocío le diagnosticaron cáncer de mama cuando estaba embarazada de 15 semanas. Los médicos le dijeron que no tenía más opción que seguir adelante. “¡En cualquier caso, yo siempre hubiese escogido verle la cara a mi niña!”, dice.
Recibió tratamiento con quimioterapia adaptado al estado de gestación en el que se encontraba: a las 18 semanas de embarazo le realizaron una tumorectomía (primero la operación y luego la quimioterapia) y dio a luz a Lola hace ahora año y medio. Su cáncer no era hormonodependiente, sino genético.
Por eso, en junio de 2014, se sometió a una doble mastectomía con reconstrucción al final del tratamiento. Todo salió bien, y en agosto de ese mismo año Rocío convocó una fiesta que daba junto a Patri, su marido, para celebrar que había superado el cáncer y que había sido madre.
Pocos días después, los indicadores tumorales volvieron a dispararse: el cáncer había vuelto. Pero ella es luchadora y vital. No se le acaban las fuerzas y siempre tiene una sonrisa en la cara. Incluso tras esta recidiva inesperada, que también ha conseguido superar.
Rocío vive en Tarragona. Todos los tratamientos los ha realizado en Barcelona, en el Hospital de la Santa Creu i Sant Pau. Entre los viajes y la estancia, la economía familiar se ha resentido, pero dice que “eso es realmente lo menos importante”. En este momento de su vida, lo que más valora es hacer pequeñas cosas cotidianas, como montar en bicicleta para acompañar y recoger de la guardería a su hija Lola; doblar la ropa; leer en los viajes de tren entre Barcelona y Tarragona. Tras el cáncer, la vida sigue y ahora se plantea regresar a su trabajo en un banco, ha recuperado su afición por bailar salsa y, a veces, incluso piensa en volver a ser madre.
Norma Navarro
- 41 años
- Diagnosticada en 2009.
- Tuvo a su tercer hijo tras la enfermedad
Norma es una mujer de retos cumplidos. Se planteó cambiar de vida para disfrutar de una más saludable.Empezó a correr y a vigilar la dieta. Los cinco kilómetros pronto se convirtieron en 10 y se puso como meta finalizar la media maratón de Granollers. “Correr largas distancias es duro, pero nada comparado con lo que he pasado“, explica.
Su próximo desafío es la maratón de Barcelona. Es una amante del mar y de Cadaqués, donde vive su madre. Siempre que pueden, suben a bordo de su barca, bautizada como Tintorera, y salen a navegar. Comen, se divierten, nadan… A pesar de los malos ratos pasados durante el diagnóstico y a lo largo de la enfermedad, Norma no cambiaría ni un segundo de los últimos seis años: “El cáncer me ha enseñado la cara más cruda y a la vez más dulce de la vida“.
Norma ya tenía dos hijos cuando le dieron la mala noticia, en junio de 2009. Fue tratada de un tumor HER 2+ con receptores hormonales negativos por el doctor Josep Baselga en el Institut Oncològic Baselga del Hospital Quirón. Hacía poco tiempo que se había separado del padre de sus dos primeros hijos y afrontaba una nueva etapa con ellos, Quim (12 años) y Joan (9).
Entonces apareció Juli, un compañero de trabajo que también salía de una ruptura sentimental. La ayuda que se brindaron acabó en amor. Ahora son pareja, acaban de estrenar casa y están felices. Más aún desde el nacimiento de Martí, hace 22 meses.
Empezaron a vivir en pareja cuando los efectos de la quimioterapia comenzaron a ser más fuertes. Con el tiempo decidieron tener un hijo. O, por lo menos, intentarlo. Les hicieron pruebas de fertilidad a los dos y las cosas no fueron demasiado bien, ya que los óvulos de ella no parecían fértiles debido a la quimioterapia. Pero, el mismo día que asistieron a la consulta del médico para recibir la noticia de que no podrían ser padres, Norma estaba embarazada sin saberlo. Habían pasado cuatro años desde el diagnóstico.
Marga Roure
- 44 años
- Diagnosticada de cáncer de mama en 2009
- Tras la enfermedad, ha tenido tres hijos y está embarazada de nuevo
Recuperar un antiguo amor de juventud, decidir casarse y ser diagnosticada de cáncer de mama, todo en menos de seis meses. Condensado y por sorpresa. El de Marga es un caso especial. Fue operada y sometida a radioterapia, pero renunció al tratamiento hormonal para poder cumplir con su sueño.
Un día, hablando por teléfono con su madre, se notó un bulto en el pecho. Le programaron una mamografía pocos días después, pero un error en los papeles de esa prueba hizo que acabase sometida a una ecografía y fue en esa prueba donde le descubrieron el tumor, que no era el bulto que ella se notó. Le comunicaron que padecía cáncer unas semanas antes de casarse con José Antonio, pero eso no afectó a su decisión de formar una familia.
Las malas noticias siguieron. Tras varios intentos fallidos de quedarse embarazada, en el Hospital Vall dHebron les informaron de que no podían ser padres. El esperma de José Antonio no era apto. Pero siguieron adelante con su sueño. La adopción se les negó por haber sufrido ella un cáncer de mama. “A medida que las puertas se iban cerrando, descubrimos que existían otras maneras de ser padres. No nos podíamos quedar así y una noche nos pusimos a escribir en un papel los pros y contras de las opciones que conocíamos”.
La fecundación in vitro se descartó por las creencias religiosas de la pareja. Marga había oído hablar de la adopción de embriones fecundados y decidieron intentarlo. Así nació su primera hija, Nuria. Y los mellizos Carla y Santi. Y como regalo inesperado, Marga se acaba de quedar embarazada de forma natural.
María Barcina
- 40 años
- Diagnosticada de un tumor de mama en 2007
- Ha sido madre hace 10 meses
Alta y delgada, cariñosa y afable, a María le apasiona todo lo que tiene que ver con la salud. Durante el cáncer hizo un curso de alimentación saludable que casi la lleva al Pirineo para emprender un negocio de arquitectura sostenible es arquitecta y docente en la Universitat Internacional de Catalunya y alimentación eco.
Disfruta de las cosas sencillas de la vida: de su trabajo; de Guara y Asba, sus perras; de la montaña, a la que se aficionó gracias a Pere, su pareja desde hace 20 años; y de las charlas con su madre. Es voluntaria de la Asociación Española Contra el Cáncer (AECC) y visita a enfermas en el Hospital Vall dHebron. Lo hizo hasta que el embarazo estuvo muy avanzado.
“Que otras enfermas que están pasando por lo mismo que has pasado tú vean que estás esperando un hijo, les anima y les da esperanza”, comenta. Hace ocho años fue diagnosticada de un cáncer de mama provocado por una mutación genética. Pasó por quimioterapia y por una operación para extraerle la glándula mamaria. El cáncer volvió a los tres años en el otro pecho, así que tuvo que volver a empezar.
María quería preservar su maternidad de la manera que fuese y confió en el Instituto Valenciano de Infertilidad (IVI), donde le propusieron congelar corteza ovárica. Y cuando llegó el momento de dar el paso hacia la maternidad, la pareja optó por la inseminación artificial. Al hablar con ella parece una persona calmada, pero es hiperactiva.
En una ecografía le diagnosticaron placenta previa y le obligaron a bajar el ritmo. Empezó por cancelar la fiesta que tenía planeada para celebrar su 40 cumpleaños. Hoy, su hija, Júlia, tiene 10 meses. En enero, María reemprendió la medicación hormonal que tendrá que seguir durante cinco años para evitar que el cáncer vuelva.
Clara Valera
- 32 años
- Recibió su diagnóstico en 2010
- Ahora está embarazada de cuatro meses
Se define como inconformista. Y, ciertamente, lo es. Clara ha tomado siempre las decisiones que ella ha creído correctas sobre el cáncer de mama del que fue diagnosticada el 5 de octubre de 2010. Escribe unblog , en el que anima a todo el que quiera leerlo a cambiar de hábitos, a llevar una vida sana y a luchar por lo que realmente se quiere.
Tan inconformista es que, incluso, abandonó la medicación a los tres años de haberla iniciado para poder ser madre. Decidió seguir adelante pese a que su oncólogo le recomendó esperar y completar los cinco años de tratamiento hormonal protocolarios. Fue tratada y operada en el mismo hospital donde le han ayudado a ser madre: en Santa Creu i Sant Pau (Barcelona).
Hemos podido ser testigos a lo largo de un año y medio de la relación de Clara con su doctora de fertilidad, Susana Peón, que la apoyó en todo momento. Pero no por ello deja de reivindicar que los médicos debeninformar perfectamente a una mujer con cáncer de mama sobre la fertilidad y su preservación antes de comenzar el tratamiento.
“Conocí a la doctora Peón una hora después de recibir el diagnóstico. Tomé la decisión ese mismo día ycomencé el tratamiento al instante”. Pese a tener pánico a las agujas, mientras le realizaban las pruebas prequimio empezaron a tratarla para conseguir el máximo número de óvulos útiles para ser usados en un futuro. Durante dos semanas, le inyectaron un tratamiento de estimulación ovárica y le extrajeron 10 de ellos solo tres días antes de comenzar con la quimioterapia. Y cuando todo terminó, tres años y medio después, se pusieron a buscar un embarazo que no llegaba.
Tras pasar seis meses de depuración de la toxicidad de la medicación y tras otros seis meses de haber estado intentándolo de manera natural, finalmente le implantaron dos embriones fecundados con los óvulos que le habían extraído al principio de toda esta historia. Uno de ellos sigue adelante y Clara y Marc, su marido, serán padres en medio año.